El sueño sigue vivo: Junior irá a Brasil por la Copa Sudamericana
Tras el empate 1-1, en el estadio Metropolitano.
Junior y Atlético Paranaense empataron 1-1 la noche de este miércoles en Barranquilla, durante el partido de ida de la gran final de la Copa Sudamericana, dejando todo para la definición del próximo miércoles en Brasil. Fue un partido emocionante, que dejó a los de casa a un penal del triunfo.
La tremenda atmósfera emotiva en el campo de juego era fácilmente identificable en el Roberto Meléndez. Las gradas el Metropolitano, esas que tantas veces se han vestido de gala para recibir tantos eventos internacionales, por primera vez recibió una final continental.
Las bengalas que brillaron en las gradas, los coros apasionados de las tribunas populares y el revoloteo como mariposas de las palmas de aliento que descendían desde occidental daban un marco más que precioso al espectáculo que estaba por iniciar.
Un lleno casi completo que estalló por primera vez con la entrada del trofeo de campeón a la gramilla. El gran invitado de honor, que con su mirada coqueta, lanzaba promesas de amor a brasileños y colombianos por igual. Solo una lucha dentro de la cancha podría ver quien se iba a quedar con sus amores.
En solo 2 minutos de partido, Junior metió el primer campanazo de alerta en la final, cuando tras una asistencia de Yony González, el guajiro Luis Díaz gambeteó para abrir campo de tiro y sacar un remate a las manos del portero Santos de Atlético Paranaense.
Parecía que el libreto estaba bien cantado. De un lado, el protagonismo ofensivo de los rojiblancos que volcaron todas sus armas frente a los visitantes, con la conducción desde la mitad de Víctor Cantillo y Jarlan Barrera, mientras que desde el fondo Rafael Pérez y Jefferson Gómez daban solidez a la defensa.
Por otro lado, Paranaense encargó a su lateral derecho Jonathan de marcar de cerca a Luis Díaz, mientras que el medio campo se dedicó a recostarse contra su arco y llenar los espacios para prevenir un pase en puñalada que dejara a los delanteros contrarios mano a mano. En ataque, Nikao y Marcelo estaban esperando la oportunidad de un espacio para contragolpear o sacar provecho de un error.
Junior se empeñó en el manejo de la bola y un ritmo alto y parejo para tratar de marcar la diferencia. Fue así como a los 18 minutos, casi abren el marcador gracias a un centro desde la derecha de James Sánchez, quien intentó cabecear a González, pero un rechazo de la defensa la mandó al tiro de esquina.
Junior duró diez minutos más merodeando el área, con cambios de frente, manejando con prudencia la pelota para tratar de abrir el marcador. Así, a los 28 minutos llegó un centro de Marlon Piedrahíta en medio de un borbollón en el área, que terminó en una chilena de James Sánchez. El balón pasó por encima del arco.
Los minutos fueron pasando y la defensa de Atlético Paranaense terminó bien posicionada en el campo. Sobre los 15 minutos finales los brasileños decidieron quedarse con la bola en los pies y descansar de cara al final del primer tiempo, aunque sin haber logrado un solo tiro de peligro al arco de Sebastián Viera.
Luego de los 45 minutos iniciales de la final, los de Julio Comesaña se fueron con el marcador en ceros al descanso. Sabían que tenían que intentarlo un poco más, pues todo indicaba que tenían las herramientas suficientes para marcar la diferencia e irse con una ventaja a Brasil.
En el segundo tiempo llegaron las verdaderas emociones del partido, goles, errores y lesiones pusieron de pie a los aficionados. El drama, propio de una final, se hizo presente en el estadio Metropolitano.
A los 50 minutos, Cantillo perdió la pelota en el borde del área rival y de inmediato los brasileños activaron un contragolpe veloz, en el que Nikao tocó para que Pablo Felipe se fuera contra el área de Viera, y en un tiro seco, definiera el 1-0 para poner adelante a la visita.
Sin embargo, Junior mostró toda su capacidad de reacción para volver el empate al marcador, a los 52, cuando tras un confusa situación en el área, ante la incapacidad de la defensa brasileña de evacuar la pelota, Yony González acomodó la bola en las redes para convertir el 1-1 y hacer temblar al Metropolitano desde sus bases.
Más curioso resultó que a los 66 minutos los autores de los goles del partido ya estuvieran fuera del campo de juego, de un lado Pablo dejó su puesto a Rony, mientras que González le dio cupo a Luis Carlos Ruiz. Ambas sustituciones, al parecer, por problemas de lesión.
A los 70 minutos del partido llegó la jugada que pudo haber reescrito la historia. El lateral izquierdo Germán Gutiérrez recibió una falta dentro del área, que fue sancionada como tiro penal, sin lugar a dudas para el central de la contienda.
Frente a la pelota se colocó Rafael Pérez, quien sacó un potente derechazo, con tanta fuerza que la puntería se quedó en segundo plano. La pelota terminó por estallar contra el travesaño y salir desviada al centro del campo. Fue la jugada que sentenció el partido, pues este cambió desde ese momento.
Los brasileños, no dispuestos a entregar más nada en el juego, se recogieron en el fondo y a sabiendas de esto, Julio Comesaña intentó cambiar el partido con los ingresos de Daniel Moreno y Sebastián Hernández, pero poco daño pudieron hacer para dar el tanto ganador.
En el tiempo de adición Rafael Pérez peleó el balón y sirvió una asistencia a Jarlan Barrera, quien sin pensarlo dos veces, disparó un zurdazo que rebotó entre las manos del arquero Santos y el palo para no entrar y mantener la igualdad.
Así las cosas, con el tiempo de adición consumido a los 94, Junior selló un empate de local que complica sus oportunidades. Pero no se las quitan del todo, ahora tendrá que definir en Curitiba el título, una gesta que se antoja complicada el miércoles de la próxima semana. No obstante, al fin de cuentas es Junior y de visita también puede brillar.